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Desde el bombeo rural hasta grandes parques eólicos, el viento se aprovecha en zonas aisladas y en redes eléctricas para generar agua y electricidad.
Los aerogeneradores aislados permiten energizar zonas remotas sin conexión a la red, mientras que los parques eólicos producen en masa para cubrir la demanda nacional.
La energía eólica en España enfrenta retos de intermitencia, pero sigue creciendo gracias a innovaciones y apoyos regulatorios.
La energía eólica es una energía renovable, eso quiere decir que nunca se acaba. La energía eólica procede de la energía solar, pues se deriva del calentamiento de la atmósfera y de las irregularidades de la superficie terrestre. La energía eólica es la energía producida por el viento (energía cinética del aire en movimiento). Fue una de las primeras fuentes de energía utilizadas por el hombre. Los barcos de vela y los molinos de viento son las primeras manifestaciones del aprovechamiento energético de la energía eólica.
Las principales aplicaciones de la energía eólica en aquellos lugares a los que llega el viento de forma regular y con gran intensidad son:
2) Producción de energía eléctrica mediante aerogeneradores. Para ello se instala una torre en cuya parte superior existe un rotor con múltiples palas que se orientan en la dirección del viento. Estos rotores actúan sobre un generador que permite obtener energía eléctrica.
Esta fuente de energía presenta las ventajas y los inconvenientes de la energía solar: Es inagotable, limpia, no contaminante. Pero al mismo tiempo es dispersa, intermitente y se presenta de forma irregular en cuanto a su intensidad. Por último, se trata de una energía renovable cuya viabilidad económica depende las primas reguladas por las instituciones públicas.
La energía eólica ha entrado en una fase de explotación industrial gracias a los estímulos económicos concedidos, que compensan sus mayores costes de producción comparados con las energías convencionales. La potencia instalada y la generación eléctrica no ha dejado de aumentar en los últimos años. En 2009, proporcionó más del 14% de la demanda de energía eléctrica.
España es hoy la segunda potencia mundial, tras Alemania, en capacidad instalada, con cerca de 20.000 MW. Sin embargo, los aerogeneradores sólo logran operar entre un 20% y un 30% de las horas del año y sin coincidir generalmente con las horas de máxima demanda.
Asímismo España se sitúa como cuarta potencia mundial en materia de propiedad intelectual generada (patentes) entre 2005 y 2009 en torno al sector eólico, por detrás de Estados Unidos, Dinamarca y Alemania. Ésta es una de las principales conclusiones del estudio realizado por la consultora ALTRAN, líder europeo en consultoría tecnológica e innovación, en el marco de la plataforma tecnológica Reoltec (impulsada por la Asociación Empresarial Eólica (AEE).
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