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Los medicamentos están regulados legalmente, deben pasar controles exhaustivos y muchas veces requieren receta médica.
Los productos de parafarmacia tienen menos exigencias normativas y suelen usarse para higiene, dermocosmética, venta libre o diagnóstico sencillo.
Las medicinas solo pueden venderse en farmacias y no en línea; los productos parafarmacia sí pueden comercializarse por Internet.
Medicinas, antisépticos, cremas hidratantes… En un centro farmacéutico a menudo es posible encontrar todo tipo de artículos relacionados con la salud, pero no todos tienen la misma consideración legal ni están sujetos a la misma normativa. Principalmente, es posible encontrar dos tipos de mercancías: el medicamento y el producto de parafarmacia, cuya diferencia indica de forma expresa la ley. Hoy, vamos a explicar con detalle los aspectos en los que difieren los distintos preparados que puedes obtener en estos establecimientos. ¡No te lo pierdas!
La diferencia entre un medicamento y un producto de parafarmacia radica tanto en su definición como en los requerimientos que se solicitan para su venta al público. Si bien es cierto que ambos pueden ser comercializados por un/a especialista en farmacología —un/a titulado/a en la FP de Grado Medio en Farmacia y Parafarmacia de CEAC FP Oficial, por ejemplo—, no cualquiera puede adquirirlos, y ni unos ni otros pasarán por el mismo proceso de autorización y seguimiento hasta llegar al mercado.
Los medicamentos tienen una normativa mucho más rigurosa que los productos de parafarmacia
Según establece el BOE en el Real Decreto Legislativo 1/2015, de 24 de julio, las medicinas son sustancias que poseen “propiedades para el tratamiento o prevención de enfermedades en seres humanos (…) con el fin de restaurar, corregir o modificar las funciones fisiológicas (…) o de establecer un diagnóstico médico”. Por su parte, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) considera los artículos sanitarios como aquellos «que no son medicamentos» pero que se usan “para corregir deficiencias” o llevar a cabo diagnósticos simples —como un test para detectar el coronavirus o una prueba de embarazo—.
Más allá de la terminología, un medicamento y un producto sanitario presentan diferencias en múltiples áreas. A continuación, indicamos las más importantes. ¡Sigue leyendo para descubrirlas!
El modo más rápido de identificar un medicamento es ver si requiere o no receta médica. Si se precisa esta prescripción para adquirirlo, entonces estamos ante una medicina y no ante un producto de parafarmacia.
Los medicamentos, además, tienen sellos distintivos en su embalaje que los señalan como tal. Hablamos de los símbolos, cupones y siglas que contienen su empaquetado según lo dispuesto en la Ley 29/2006, de 26 de julio, del BOE, en la que se regula cómo se clasifican los medicamentos en las farmacias.
Algunos de los artículos que entran dentro de esta categoría son los que se suministran para paliar los síntomas que muestra el cuerpo cuando está estresado, como las benzodiazepinas, los antidepresivos; o incluso ciertos colirios para la alergia. Por su parte, los productos parafarmacéuticos no tienen efectos tan “drásticos” en el organismo, relacionándose más con la higiene, la dermocosmética, la ortopedia o las vendas necesarias para llevar a cabo los distintos tipos de vendajes que hay en enfermería.
Otra diferencia entre el medicamento y el producto de parafarmacia está en el grado de control al que se someten ambos artículos. El primero pasa una serie de comprobaciones mucho más exigentes que el segundo, desde su fabricación hasta las pruebas que debe pasar para comercializarse y las inspecciones de calidad a las que está sujeto una vez dispensado.
Algunos de los aspectos que se verifican son la fabricación, la distribución y los ensayos clínicos. Además, se trata de garantizar su abastecimiento, pudiendo informar a la AEMPS de su falta.
Como ya hemos adelantado, las medicinas están sujetas a muchos más criterios que los artículos sanitarios en materia de legislación. Se aprecia especialmente en la autorización para su puesta en venta, que es la siguiente en cada caso:
Medicamentos | Productos de parafarmacia |
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El tipo de comercio en el que se distribuyen estos artículos también diferencia al medicamento del producto de parafarmacia. Solo los centros farmacéuticos tienen permiso para comercializar medicinas, mientras que las parafarmacias se encargan del resto de ventas. Eso sí, algunas farmacias tienen también zona de parafarmacia, por lo que puedes encontrar en ellas ambos productos.
La última diferencia entre medicamento y producto de parafarmacia es su método de venta. Y es que los artículos sanitarios pueden venderse de manera online, pero no así las medicinas. El Boletín Oficial del Estado se muestra claro ante esto, indicando que “se prohíbe (…) la venta a domicilio y cualquier tipo de venta indirecta al público de medicamentos”.
Para trabajar en el sector farmacéutico hay que tener clara la diferencia entre medicamento y producto de parafarmacia, un asunto que, aunque parece escueto, implica multitud de leyes y normas.
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