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Antes de asistir a la víctima, se aplica la regla P.A.S. (Proteger, Avisar, Socorrer) para asegurar la zona y garantizar la ayuda.
En la valoración primaria, se revisan los signos vitales del paciente y se le reanima en caso de que sea necesario.
La valoración secundaria se realiza tras estabilizar al afectado, revisando cabeza, cuello, tórax, abdomen y extremidades.
Ante accidentes graves, una actuación rápida puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte. Por eso es importante dominar los primeros auxilios y su valoración primaria y secundaria, dos fases de revisión y tratamientos pensadas para ayudar a la víctima mientras se espera a que lleguen los/as especialistas médicos/as.
Con nuestra FP de Grado Medio en Emergencias Sanitarias controlarás las técnicas principales del Soporte Vital Avanzado (SVA), qué es y cómo lo debe aplicar un/a Técnico/a en Emergencias Sanitarias. Dispondrás de las herramientas para asistir a los/as accidentados/as y evitar que sufran lesiones más severas, empezando por las dos valoraciones de su estado de salud. ¡Veamos en qué consisten!
Como bien indica su nombre, la valoración primaria en primeros auxilios va antes que la secundaria. Se trata de una revisión de los signos básicos del/la paciente, y de la consecuente actuación para estabilizarlos y minimizar su riesgo de fallecer.
Sin embargo, antes incluso de acercarnos a la víctima, hay que tener en cuenta las indicaciones que da el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST). Este órgano público resume en una regla mnemotécnica los pasos de actuación: Proteger, Avisar y Socorrer (P.A.S.). Es decir, garantizar que la escena del accidente es segura, llamar a los servicios sanitarios y —ahora sí—, realizar la valoración primaria. ¡Atento/a a los pasos!
Poner las señales de emergencia en la carretera, mirar si un coche accidentado tiene riesgo de arder o explotar, si el árbol que se ha partido tiene alguna parte aún suspendida… Analizar el lugar de la catástrofe, como ves, es clave para evitar convertirse en una víctima más del accidente.
En las siglas del INSST, se corresponde con la P de “proteger”, y debe realizarse tratando de mantener la calma, como ocurre en el triaje en emergencias. En resumen, estos son los aspectos que hay que comprobar:
Ahora toca evaluar todos los aspectos que puedan comprometer seriamente la vida de la persona. Empezando por si está consciente, ya que eso descartaría una obstrucción de las vías aéreas.
Hay que tratar de que el/la accidentado/a hable y, si no lo hace, provocarle algún tipo de reacción con técnicas suaves. Ten en cuenta que puede haber sufrido daños en la columna y que cualquier movimiento podría provocar daños irreversibles.
Si la víctima no habla, se le puede provocar un pequeño estímulo de dolor para ver si responde
Con esto en mente, los/as profesionales aconsejan realizar un pequeño pellizco o soplo en el rostro para tratar de detectar respuesta. Si no la hay, se debe pasar al siguiente nivel: ver si respira.
Para determinar si hay fallos en la respiración, se debe acercar la mejilla a la boca de la víctima para ver si exhala calor o escuchamos sus inspiraciones. También hay que observarle el pecho, concluyendo si se mueve o no. Pueden ocurrir dos cosas:
Se mide la frecuencia de sus respiraciones para ver si es normal. El ritmo de respiraciones por minuto común es el siguiente:
Edad de la víctima | RPM |
Mayor | 12-16 |
Adulta | 15-20 |
Joven | 14-18 |
Menor | 30-40 |
Además, si no existe riesgo de que la persona haya sufrido un daño cervical —se experimenta, sobre todo, en accidentes de tráfico, ahogamientos o caídas desde grandes alturas—, se la puede poner en posición lateral para evitar obstrucciones respiratorias. Aquí concluiría la valoración primaria en primeros auxilios y la secundaria daría comienzo: se atenderían las hemorragias, para lo que es conveniente que sepas los tipos de heridas que hay y cómo debes tratarlas.
Si no hay signos de que el/la paciente respire, se sigue con la valoración primaria en lugar de con la secundaria. Los primeros auxilios en este caso son:
El último paso de la valoración primaria en primeros auxilios antes de pasar a la secundaria es la comprobación del pulso. Se hace colocando los dedos en la carótida —situada en el cuello de la víctima— para ver si el corazón está bombeando.
Si hay pulso, pero continúa en paro respiratorio, hay que seguir insuflándole aire. Si no se detecta pulso se debe hacer la conocida como Reanimación Cardiopulmonar (RCP). La página de Salud Pública del Ayuntamiento de Madrid dispone de un simulador de RCP básica para aprender la técnica de forma clara, aunque es preferible formarse con profesionales en un centro especializado.
Ya hemos visto qué es la valoración primaria en primeros auxilios. Pero, ¿y la secundaria? Pues consiste en una revisión de todo el cuerpo del/la paciente para determinar con más claridad los daños que ha sufrido, buscando deformidades, heridas o inflamaciones:
Tras esto, también es importante revisar la historia clínica, que es el documento en el que aparecen los tratamientos y dolencias presentes y pasadas de la víctima. Entre los datos a los que hay que prestar atención destacan las alergias, las enfermedades crónicas y la pauta de medicación activa.
Millones de vidas se han salvado a lo largo de la historia gracias a la valoración primaria y secundaria en primeros auxilios. Y tú puedes ser uno de los héroes que la practican en las situaciones de rescate.
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