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Controlar la temperatura del aula, ventilar bien e iluminar apropiadamente crea un entorno seguro para el movimiento infantil.
Forrar columnas, fijar espejos sin rendijas y proteger esquinas evita impactos indeseados durante juegos y desplazamientos.
Usar materiales adaptados a la edad, exigir ropa cómoda y vigilar posturas, intensidad y elección del calzado reduce riesgos.
Las clases de psicomotricidad, debido a su componente lúdico, son unas de las más estimulantes en prácticamente todas las etapas de la educación, y especialmente en educación infantil. Una sesión de psicomotricidad se diferencia del resto de clases por la cantidad y variedad de movimientos que conlleva. Saltar, correr, girar, rodar… son acciones que los niños y niñas realizaran con muchísimo agrado, y es por ello que para que esta práctica sea segura no debemos descuidar unas medidas de seguridad básicas.
Una de las primeras sensaciones que experimentará el alumno con su llegada al aula de psicomotricidad será la calidez de ésta. Es importante que la temperatura del aula sea idónea, entre 20 y 22 grados centígrados según los expertos. Debido a que puede llegar a ser complicado controlarla de manera tan exhaustiva, debemos quedarnos con la idea que el cambio de temperatura entre el exterior del aula y el interior de esta no sea muy grande. Ventilar el espacio adecuadamente y una buena iluminación ayudarán a evitar también otro tipo de problemas.
Es recomendable tener instalados espejos grandes en alguna de las paredes del aula de psicomotricidad. Son muy buenos aliados para trabajar con los pequeños diferentes aspectos como la lateralidad, la orientación espacial o el esquema corporal, entre otros. Pues bien, dichos espejos deben estar muy bien sujetos a la pared, sin posibles rendijas entre el espejo y la pared para evitar que se pueda hacer palanca con la mano o con cualquier otro objeto.
Si en el aula tenemos columnas, sean éstas angulosas o no, deberían estar forradas de algún material acolchado y resistente. Con esta protección evitamos dolorosos impactos producidos por despistes. Si en el aula disponemos de mobiliario o de algún otro tipo de material con esquinas, también deberemos protegerlas para evitar golpes indeseados.
Existen otras elecciones cotidianas que también nos ayudaran a que las clases sean más seguras:
Además de todas estas medidas de seguridad, deberemos prestar atención a otros aspectos dependiendo de la actividad que realicemos, como por ejemplo los posturales si realizamos volteretas o giros. De la misma manera, la intensidad con la que los alumnos participen en las actividades también marcará el grado de atención exigido.
©2025. CEAC. Todos los derechos reservados.
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