FP Oficial + Curso de IA Generativa GRATIS (valorado en 1.190 €) ¡Me interesa!
Los conventos esconden algunos de los dulces más tradicionales de nuestra cultura.
Recetas transmitidas en silencio que siguen vivas en cada horno monástico.
Mazapanes, rosquillas y turrones que saben a historia y tradición.
Cuando a finales de la Baja Edad Media allá por los siglos XIII y XIV empezaron a formarse las primeras órdenes religiosas mendicantes como los franciscanos, las carmelitas, los dominicos o las agustinas a la sombra de la consolidación de las ciudades y universidades, surgieron los primeros conventos o monasterios de clausura, que desde el primer momento se dedicaron, aparte de a los menesteres religiosos, al estudio y difusión de la cultura. Gracias a la labor realizada a partir del año 1.200 y hasta la aparición de la imprenta por los monjes y monjas, han llegado hasta nuestros días los clásicos latinos y griegos. Pero este no es el único gran legado que nos ha dejado el trabajo en los conventos: si ha llegado hasta nuestros días lo mejor de la pastelería árabe, judía y cristiana es por el trabajo realizado en los conventos de clausura.
Las novicias, al tomar los hábitos, aportaban las recetas familiares al patrimonio original conventual que fusionaban con las elaboraciones antes mencionadas de modo que los conventos se fueron convirtiendo en los guardianes de recetas que gracias a su aislamiento físico ha permitido preservar la tradición y la técnica artesanal repostera. En un principio, los dulces se elaboraban para agradecer ofrendas o agasajar a los benefactores de los conventos, a partir del siglo XIX con la desamortización de Mendizábal, producción se encaminó al sustento económico del convento, y así hasta nuestros días en los que se está viviendo la Edad de Oro de la repostería conventual.
Mazapanes, roscos de vino, delicias de frutas, trufas, roscones de huevo, rosquillas, bocaditos de nata, pestiños, tejas… son algunos de los dulces que hoy en día podemos encontrar en los conventos y que se elaboran de forma tradicional a base a azúcar, harina y huevo y cuyas recetas son el secreto mejor guardado por las monjas.
¿Te gustaría ampliar tus conocimientos en cocina y en especial convertirte en un buen repostero/pastelero? ¡No pierdas detalle de nuestro curso de pastelería y repostería!
La lista de elaboraciones es casi infinita, voy a relacionar los que considero más representativos de la pastelería tradicional:
La relación de dulces sería interminable: huesos de santo, huevos de pascua, manto de monja, piononos de Santa Fe, rosquillas de San Isidro, rosas de Santa Catalina, tarta de San Honorato… Todos ellos tienen en común su elaboración artesanal tradicional a base de azúcar, harina y huevo.
A continuación voy a explicar la forma de hacer unas perfectas rosquillas de anís como abanderadas de los dulces tradicionales. Son tan fáciles de hacer como deliciosas de comer, características de la repostería conventual.
👋 Infórmate gratis sobre
©2025. CEAC. Todos los derechos reservados.
©2025. CEAC.Todos los derechos reservados.