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El sifón permite conseguir espumas ligeras, cremosas y texturas aireadas en platos y postres.
Se usan cartuchos de gas para presurizar y dispensar ingredientes de forma controlada.
Dominar esta técnica aporta creatividad y sofisticación a la gastronomía.
Todo el que quiera ser un experto en la cocina, y más concretamente en la repostería, debe saber manejar el sifón. ¡Atento a lo que aquí contamos!
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Un sifón de cocina es una herramienta que nos sirve para convertir un líquido en crema, espuma o mousse.
Para agitar las mezclas líquidas se usa unas cápsulas de óxido nitroso que permite que la mezcla del sifón se vuelva espumosa una vez agitada.
El sifón consta de diversas partes, un cabezal que suele ser de acero inoxidable en el que se encuentra una rosca para introducir un cargador de gas y otro orificio de salida al que se le acoplará la boquilla.
La botella o contenedor que también suele ser de acero inoxidable y hay de diversos tamaños (de medio litro, litro etc.), en ella se rellenará la mezcla con la que queremos hacer espuma.
El porta cápsulas es el recipiente en el que se introducen las cargas de N2O (óxido nitroso) y se acopla al cabeza mediante la rosca, el gas se introduce y genera la presión que va a producir posteriormente la espuma del alimento.
Al agitar el sifón el N2O emulsiona con el preparado consiguiendo que se monte y adquiera una textura hueca tipo espuma, aire o crema.
Y por último la boquilla, que es el accesorio que acoplamos al orificio de salida, por el cual sale la mezcla, con ella le daremos el acabado estético que queramos a la espuma, ya que podemos encontrar boquillas de diversos acabados, lisa, en forma de estrella etc.
Con el sifón en cocina se pueden elaborar diferentes tipos de recetas, que pueden varias desde recetas dulces, saladas, frías o calientes.
Solo hay que escoger los ingredientes y la base de la textura.
Se pueden elaborar espumas frías con grasa donde la base será leche o nata, tienen una textura similar a una mousse.
También se pueden realizar espumas frías donde la base es gelatina, son ligeras y bajas en calorías.
Las espumas con claras de huevo pueden ser tanto frías como calientes, es una buena opción cundo no queremos que se interfiera en su sabor principal.
Y por último se pueden elaborar espumas con féculas, la base estará compuesta por féculas o almidones como patatas, batatas o castañas, es importante triturar muy bien los ingredientes para que quede una crema de textura fina.
Con el sifón nos podemos animar a cocinar espumas de yogur, mousse de frutas, mousse de chocolate, bizcochos y también innovar en un sinfín de recetas saladas, se pueden hacer espumas con muchos alimentos y combinar diferentes sabores, se pueden servir en forma de aperitivos, postres y acompañando al plato principal para dar un toque vistoso a nuestra comida.
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